Patrimonio:
mucho más que monumentos y sitios históricos
En el 1995 en Uruguay se crea el Día
del Patrimonio bajo la consigna “Descubrir Nuestro Patrimonio”,
con la finalidad de difundir, enseñar, aprender a visualizar
el rico patrimonio cultural y natural de cada lugar y su historia de
vida, con el objetivo de afirmar la identidad uruguaya. Desde entonces,
esta celebración ha crecido en número de participantes
que hacen posible su realización, como también de ciudadanos
que recorren las diversas actividades que permiten al espectador recordar,
conocer o aprender sobre nuestro patrimonio material.
La celebración de este día
se realizará el último fin de semana de setiembre y es
en este marco que hacemos una reflexión sobre el patrimonio cultural
y natural de nuestro Patrimonio País, incluyendo como patrimonio
el “medio ambiental,” entorno que afecta a todos los seres
vivos (agua, suelo, aire, flora y fauna) y que lamentablemente está
lejos de considerársele “patrimonio” y más
aun de protegérselo.
Un
modelo de desarrollo que atenta contra el patrimonio cultural
En las últimas dos décadas,
el nuevo “Uruguay productivo” ha visto la transformación
de sus praderas en grandes monocultivos agrícolas (encabezados
por la soja transgénica) y forestales (eucaliptos y pinos). El
nuevo modelo avanza rápidamente, expulsando a los pequeños
productores, aumentando la concentración y extranjerización
de la tierra y dejando a su paso un sinnúmero de taperas y escuelas
rurales cerradas. Vestigios de un país que supo dar trabajo y
comida a su población, tierras destinadas a la agricultura, pequeños
tambos y chacras que fueron capaces de ser productivas.
Los pequeños productores que
aun logran mantenerse en pie, están siendo seriamente amenazados
a desaparecer y junto a estos, nuestra soberanía alimentaria,
y semillas conservadas por generaciones y generaciones. En una palabra,
está desapareciendo una parte importante del patrimonio cultural
de nuestro país.
En menos de dos décadas el país
ha aumentado sustancialmente su producción agrícola, y
maderera, trayendo aparejado un uso masivo de agrotóxicos, resultando
en destrucción de la fauna y flora, contaminación de agua,
suelo y aire y afectación de la salud de la gente.
Un
ambiente envenenado
Vinculado a lo anterior, en los últimos
años se han registrado mortandades de peces y abejas en distintos
puntos del país, y como si esto no fuese suficiente, en los meses
de agosto se constató la mortandad de vacunos en los departamentos
de Durazno y San José. Lamentablemente esos hechos se suman a
la mortandad ocurrida en abril de 2009, cuando 60 terneros murieron
intoxicados por el insecticida endosulfán. Todas estas mortandades
provocan impactos muy importantes sobre los sectores involucrados, entre
los que se destacan los apicultores y pescadores artesanales.
Si
esto sigue así, los monumentos y sitios históricos del
futuro serán las taperas que se encuentran a lo largo y ancho
de nuestro territorio, acompañados por miles de toneladas de
envases vacíos de agrotóxicos esparcidos por los campos
uruguayos, así como sitios contaminados, imposibles de ser descontaminados
por una simple remoción de tierra.
¿Y
la salud de los niños de las escuelas rurales?
Los niños de las escuelas rurales
se encuentran supuestamente “protegidos” por la regulación
emitida por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca,
en noviembre del 2008, que resolvió prohibir la aplicación
aérea de “productos fitosanitarios”(es decir, de
agrotóxicos), a una distancia inferior a 50 metros y las aplicaciones
terrestres a una distancia inferior a 30 metros del límite del
predio de escuelas rurales. ¿Podrá alguien creer que con
esta resolución se puede realmente proteger la salud de los niños,
que son el patrimonio más rico del país?
Patrimonio
para el futuro
El Día del Patrimonio, no puede
ser solo una celebración de monumentos y sitios del pasado, sino
que también debe ser un día de protección del presente,
que nos permita tener un futuro y que por tanto no puede estar ajeno
a la realidad a la cual nos enfrentamos. Nuestros patrimonios vivos,
vinculados a nuestra cultura, a nuestra historia, a nuestro presente
y a nuestro futuro están hoy seriamente amenazados. El no visualizar
el futuro, significará que en un corto periodo de tiempo las
taperas pasaran a ser monumentos nacionales, la población del
interior expulsada de los campos engrosará los cinturones de
miseria de las ciudades, formado parte de los “monumentos”
más visibles de un triste presente histórico.
En el Día del Patrimonio hacemos
un llamado de alerta sobre el Patrimonio que hoy estamos perdiendo,
promover medidas para su protección y a no olvidar que “la
tierra no nos fue heredada por nuestros padres, nos fue prestada por
nuestros hijos”.
María Isabel Cárcamo
Setiembre 2010