Fipronil,
apicultura y sustitutos
Comunicado de prensa
- RAPAL Uruguay - 11 de
marzo 2009
El fipronil es un potente insecticida,
que afecta particularmente a las abejas, pero también a peces
y aves. Es además nocivo para la salud humana y animal en general.
Fue establecido como sustituto del mirex para combatir hormigas por
el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en 2004.
Un sustituto indeseable
Ya en ese entonces RAPÁL
Uruguay advertía de la peligrosidad del sustituto elegido.
Sin embargo, el MGAP estableció la sustitución del mirex
por el fipronil algunos meses después de que en Francia se
suspendiera la venta de de ese agrotóxico debido a la muerte
de millones de abejas por la aplicación de fipronil en los
cultivos agrícolas. Entre 2005 y 2008, las importaciones de
fipronil se multiplicaron veinte veces en nuestro país.
Desde que fue autorizado, el fipronil
se vende en varias formulaciones, y las mismas determinan de cierto
modo su uso. Como cebo granulado o gránulos dispersables es
utilizado para combatir hormigas. A febrero de 2009 estaban registradas
4 formulaciones de este tipo. Las suspensiones concentradas y los
polvos mojables son utilizados por aspersión sobre cultivos
como soja y maíz, así como en áreas forestadas,
para matar otros insectos. A la misma fecha estaban registradas 14
formulaciones de este tipo.
Se restringen algunos
usos
La Sociedad Apícola del
Uruguay (SAU) exige desde fines del año pasado que se prohíban
las aspersiones con fipronil, así como la realización
de estudios de impacto ambiental del fipronil y de otros insecticidas
perjudiciales para las abejas. Este planteo ha sido acompañado
por RAP-AL Uruguay, que viene denunciado los peligros del fipronil
desde el año 2004.
Recién a fines de febrero
de 2009 la Dirección General de Servicios Agrícolas
(DGSA) resolvió una restricción parcial del uso del
fipronil, prohibiendo su uso “en floración de cultivos,
praderas y campos naturales”. Así, la resolución
implica la prohibición del uso de fipronil solamente durante
el período en que los cultivos florecen.
Aunque pueda considerarse en cierto
modo un “avance” al reconocer las autoridades la gravedad
de los impactos de este veneno ha causado en las abejas, es a todas
luces insuficiente.
La apicultura amenazada
La aplicación por aspersión
del fipronil representa un grave peligro para la supervivencia de
las abejas. Fue precisamente el uso de concentrados emulsionables
y polvos mojables el que se incrementó dramáticamente
a partir de la reciente plaga de langostas.
En consecuencia, miles de colmenas
murieron en los últimos meses a lo largo y ancho del país.
Por demás elocuente es en ese sentido el hecho de que la primer
Jornada Apícola organizada por la Sociedad Apícola del
Uruguay (SAU) llevada a cabo el sábado próximo pasado
se denominase “Situación de Emergencia Nacional en la
Apicultura”. En su presentación del Dr. Ruben Riera,
presidente de la SAU, dio a conocer que en la presente zafra se produjo
la muerte de alrededor de 5.000 colmenas a causa del fipronil, una
cifra que además crece día a día.
También explicó
por qué las medidas adoptadas por la DGSA no han sido suficientes
para impedir que las abejas se sigan muriendo. Riera aclara que aunque
un cultivo no esté en flor la abeja igualmente se contamina,
ya que se está hablando de una sustancia con alto poder de
residualidad, que puede pasar al sistema circulatorio de la planta
y (cuando florece) llega por vía indirecta.
En los campos donde se fumiga
con esta sustancia, también hay plantas silvestres en flor
y la abeja liba un néctar contaminado que finalmente termina
matándola. Otro punto importante que se debe de tener en cuenta
es que la abeja no solo se alimenta a base de néctar y que
la colmena (que tienen entre 50.000 a 60.000 abejas en verano) consume
aproximadamente dos litros de agua por día y los diferentes
cursos de agua pueden también estar contaminados.
Finalmente el Dr. Riera terminó
su presentación con una posición muy firme expresando
el sentimiento de la SAU sobre la necesidad inminente de eliminar
el fipronil para uso foliar.
Suficientes pruebas científicas
Durante la jornada de la SAU,
el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA)
presentó pruebas científicas de los efectos mortales
que tiene el contacto del fipronil para las abejas. Uno de los casos
presentados fue en el departamento de Flores en enero 2008 y el segundo
caso en noviembre del mismo año en el departamento de Colonia
(Tarariras). Con las abejas contaminadas de Tarariras se llevó
a cabo un experimento para observar el comportamiento de la convivencia
de abejas contaminadas y no contaminadas. Las abejas contaminadas
murieron en cuestión de horas y para las no contaminadas la
muerte fue cuestión de días.
Se anuncian nuevas restricciones
Fuentes de la DGSA confirmaron
a RAP-AL Uruguay que el MGAP emitiría a la brevedad una nueva
resolución que acotará aun más el uso de fipronil,
que sería permitido exclusivamente como hormigicida. De concretarse
el anuncio, se trataría indudablemente de otro paso adelante.
Sin embargo, hay que recalcar
que se trataría de la prohibición parcial de un agrotóxico
que jamás debería haber sido autorizado en nuestro país
y que llega tarde para miles de apicultores.
Además, según el
Dr. Riera, hay que tomar en cuenta que las abejas también se
alimentan de agua y el fipronil, en su formulación como cebo
granulado o gránulos dispersables, en algún momento
llega al agua, o sea, que el peligro para las abejas por la contaminación
por este agrotóxico seguiría estando presente.
El fipronil debería estar
completamente prohibido en Uruguay, una situación a la que
seguramente se llegará si los apicultores organizados continúan
defendiendo su derecho a producir.
Llegados a esa situación,
el país se encontrará nuevamente ante la disyuntiva
de elegir entre un insecticida sustituto o replantearse el modo de
producción agrícola por el que se busca asegurar el
futuro de todos.