Día Mundial
de la Alimentación - 16 de octubre
Invertir
para alimentar o para enriquecer las multinacionales
La Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)
celebra cada año el Día Mundial de la Alimentación
el 16 de octubre, fecha en que fue fundada la Organización
en 1945. El tema del Día Mundial de la Alimentación
para el 2006 es "Invertir en la agricultura para lograr la seguridad
alimentaria".
Si se desea impulsar la inversión
en la agricultura para lograr la seguridad alimentaria, primero hay
que determinar para quien está dirigida esta “seguridad”
y que agricultura se promueve.
Cuando hablamos de seguridad alimentaria
no podemos dejar de lado el concepto de soberanía alimentaria,
entendiendo por esto el derecho que cada país tiene de producir
los alimentos básicos para su población partiendo de
una producción local y nacional, respetando la diversidad productiva
y cultural. Ésta se traduce en la capacidad de autoabastecimiento,
primero de la unidad familiar, luego de la localidad y por último
del país, mediante el control del proceso productivo, de manera
autónoma.
Para garantizar la soberanía
alimentaria, es necesario que haya una promoción y recuperación
de las prácticas y tecnologías tradicionales, que aseguren
la conservación de la biodiversidad y la protección
de la producción local y nacional, pero para que esto sea posible
es necesario garantizar el acceso al agua, la tierra y los recursos
genéticos, entendiendo por esto las semillas.
Uruguay produce alimentos más
que suficientes para alimentar a toda su población. Sin embargo
en la práctica el 56% de los niños están viviendo
bajo la línea de la pobreza y aumentan los niveles de desnutrición
y de anemia. Esto quiere decir que no todos los uruguayos pueden acceder
a los alimentos, pero no porque estos sean insuficientes, sino por
no existir una distribución justa de los mismos. Mientras se
exportan miles de toneladas de carne, por ejemplo, la gente no dispone
de recursos para acceder a esa misma carne.
La realidad de Uruguay no es tan
distinta a la de muchos países del mundo, donde no es por falta
de producción de alimentos que muchos niños como los
nuestros no tienen para alimentarse. Entonces no basta con impulsar
el lema de "Invertir en la agricultura para lograr la seguridad
alimentaria", sino que hay que ver en manos de quién está
la promoción y la inversión en la agricultura y para
quién está dirigida esa producción.
La agricultura que se pretende
impulsar ahora es la misma que se impulsó en los años
50 con la mal llamada “Revolución verde”. Las semillas
locales fueron sustituidas por semillas híbridas y éstas
estuvieron acompañadas por un paquete tecnológico que
obligó a los productores a perder cada año sus semillas
y a tener que comprar grandes cantidades de insumos externos (fertilizantes
químicos, agrotóxicos) y maquinarias, trayendo consigo
una destrucción del medio ambiente (suelo, agua, flora, fauna)
y la pérdida paulatina de la semilla, elemento básico
de la soberanía alimentaria.
En los últimos años,
muchas han sido las amenazas contra nuestra seguridad y soberanía
alimentaria. Entre ellas se cuentan la extranjerización y concentración
de la tierra, la utilización de amplias áreas del territorio
para monocultivos de eucaliptos y pinos, y en los años recientes
la introducción de los cultivos transgénicos (soja y
maíz) acompañada de sus respectivos agrotóxicos,
que han contaminado aún más las aguas, suelos y la salud
de la gente. En resumen, una apropiación de los recursos naturales
y de la vida, no para producir alimentos para la población
local, sino para exportar.
Es totalmente contradictorio con
la seguridad y soberanía alimentaria que en las zonas rurales
la pobreza sea cada vez mayor. La explicación de esto radica
en que el tipo de agricultura que se ha impulsado está basada
en grandes monocultivos que expulsan a los pequeños productores
de sus tierras y donde cada vez aparecen más sociedades anónimas
invirtiendo en este tipo de cultivos, tanto forestales como agrícolas.
Por lo tanto, debemos preguntarnos
qué significa "Invertir en la agricultura para lograr
la seguridad alimentaria". Es necesario preguntar para quien
y para qué sería esa inversión y que la misma
no esté basada en el mismo modelo de la “Revolución
Verde”, cuyos resultados no fueron los proclamados de “acabar
con el hambre del mundo”. Por el contrario, dicho modelo generó
más pobreza y pérdida de los recursos naturales, empezando
por las semillas, continuando con el agua, los suelos y la salud de
la gente y fortaleciendo el control de la vida por los grandes multinacionales.
En nuestro país, lo que
hace falta no es tanto "Invertir en la agricultura para lograr
la seguridad alimentaria", sino dejar de invertir en monocultivos
agrícolas y forestales de exportación, que están
afectando tanto nuestra seguridad y soberanía alimentaria como
nuestros recursos naturales. La seguridad y la soberanía alimentaria
solo serán posibles si impedimos que las grandes multinacionales
continúen apoderándose de nuestros recursos naturales
y si promovemos la inversión en otro tipo de agricultura, social
y ambientalmente adecuada, que asegure alimentos abundantes, accesibles
y sanos para toda la población
RAPAL Uruguay
13 de octubre 2006